El secretario general de Educación asiste a la toma de posesión de nueve inspectores y resalta la necesidad de conseguir una estabilidad de plantilla

El secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, ha recibido este viernes en Mérida a los nuevos inspectores de Educación, un total de nueve, que han conseguido plaza en la última convocatoria de concurso-oposición, y que ahora realizarán la fase de prácticas. Los recién nombrados inspectores de Educación son David Fernández Hernández, Amalia Rodríguez Muñoz, María del Carmen Serrano López, Luis Francisco Sánchez Fernández, María Gemma Redondo Gómez, Mercedes Rodríguez Macías, Fátima Solís Llano, María Luisa Martos Cruz y Celia Arenas Rodríguez-Malo. El secretario general de Educación se ha referido a la "necesidad de conseguir una estabilidad de plantilla de inspectores e inspectoras de carrera" y se ha mostrado satisfecho porque el proceso se ha desarrollado "con garantías y transparencia". Estas personas se incorporarán a las unidades de Inspección de Educación mañana día 1 de julio, fecha en la que comenzará la fase de prácticas que durará seis meses. Francisco Javier Amaya ha pedido a los nuevos inspectores e inspectoras que "trabajen por una idea de la Inspección Educativa cooperativa, en la que sean, sobre todo, garantes de la norma, cercanos con los centros educativos y esenciales en el asesoramiento". También les ha solicitado que "entren en el aula, por ser este espacio el único desde el que, de manera más efectiva, se puede transformar y mejorar la Educación". Finalmente, ha referenciado las actuaciones que deberán realizar el próximo curso, entre las que ha destacado la evaluación del proceso selectivo de acceso al cuerpo de catedráticos de Enseñanza Secundaria, la implantación en los cursos pares de los currículos LOMLOE y el estado de la cuestión de primer ciclo de Educación Infantil en la región. PROCEDIMIENTO SELECTIVO Para ser admitidos a la realización del procedimiento selectivo los aspirantes debían reunir una serie de requisitos como ser español o nacional de alguno de los demás estados miembros de la Unión Europea; tener cumplidos los 16 años y no exceder, en su caso, de la edad máxima de jubilación forzosa; y acreditar una antigüedad mínima de seis años como funcionario de carrera en alguno de los cuerpos. El procedimiento selectivo ha constado de tres fases. La fase de oposición, que consistió en una prueba en la que se valoraron los conocimientos pedagógicos, de Administración y legislación educativa adecuados a la función inspectora, así como los conocimientos y técnicas específicos para el desempeño de la misma. En la fase de concurso se valoraron los méritos aportados de conformidad con el baremo y las especificaciones que se recogen en la convocatoria. Y, finalmente, se inicia ahora la fase de prácticas en la que se valorará el ejercicio profesional de la inspección y la realización de actividades de formación, preferentemente en las áreas específicas de trabajo, con el fin de lograr el dominio técnico y científico en el desempeño de actuaciones generalistas y especializadas. Por otra parte, los aspirantes que no han superado las pruebas quedarán en una bolsa de trabajo de inspectores accidentales con la finalidad de poder cubrir las vacantes y o sustituciones que se vayan produciendo en la plantilla de Inspectores de Educación.