VIVIR
Razones por las que vivir en Extremadura
Extremadura ¡todo lo que imaginas, donde no te lo imaginas!

Vivir en Extremadura es uno de los mayores placeres que existen y no solo es algo que puedan decir las personas oriundas de esta zona, sino también quienes han decidido mudarse a alguna de las localidades de la región por cualquier motivo. Son muchas las razones que demuestran que Extremadura es un lugar ideal para vivir. ¡Toma nota! Beneficios de vivir en Extremadura Es un destino cercano, tranquilo y seguro donde reencontrarse con la naturaleza, pasear por las dehesas y descubrir espacios protegidos. Donde disfrutar de cielos limpios para ver estrellas y aves que sobrevuelan paisajes excepcionales. Y donde zambullirse en aguas cristalinas que refrescarán tus sentidos. Riqueza patrimonial, cultural y gastronómica de nuestros pueblos y ciudades. Además posee de multitud de lugares donde practicar tu deporte favorito al aire libre, en escenarios de ensueño. No obstante, es preciso que sepas de primera mano que esta parte de España es especial con aspectos concretos. Seguro que una vez que estés al tanto de todos, sabrás que venir a vivir a Extremadura es una decisión de la que nunca se arrepiente uno. ¡Comenzamos! Un estilo de vida económico Alejado de las grandes urbes del país, Extremadura ofrece calidad de vida por un precio razonable. Es más, Cáceres se ubica como la segunda mejor ciudad del país para residir, en parte porque el alquiler es barato, e incluso el IBI, para aquellas personas que tengan un piso en propiedad. De hecho, podemos vivir en esta comunidad con hasta un 20% menos de salario que en otras grandes ciudades. Paz y tranquilidad Frente a la inmediatez, las prisas y el estrés, en Extremadura se apuesta por la vida slow, es decir, tranquilidad y vida en calma que nos ofrece la mayor parte de la región. Dando valor a los pequeños comercios, a los productos autóctonos, a la buena conversación y a largas sobremesas. Este movimiento es un modo de vida que da respuesta a los ritmos acelerados de nuestro día a día. Nuestros destinos rurales son la alternativa a aquellos más masificados, ofreciendo una forma de vivir más relajada, en contacto con la naturaleza a la vez que se fomenta la interacción con la población local, que se caracteriza por ser gente social, con personalidad abierta, alegre y bondadosos y a la que le gusta especialmente agradar a los demás. Vida en un paraíso natural con buenas vistas La comunidad cuenta con abundantes recursos naturales, con más de una veintena de reservas y espacios protegidos. Los terrenos de esta región hacen que puedas decir que estás viviendo en un paraíso natural. Y no te faltará razón. Una tierra de diversión A todos nos gusta divertirnos y en esta tierra tendrás multitud de festividades, tantas como poblaciones tiene Extremadura, donde podrás decir que has pasado un día inolvidable. Las manifestaciones festivas a lo largo y ancho de la geografía extremeña se muestran como un interesante y potente activo turístico, acompañado a la vez de una importante dimensión cultural y también lúdica. Es la fiesta como exponente cultural y revelador de la idiosincrasia de una colectividad, fiesta que requiere de la participación tanto de autóctonos como de foráneos, y que supone una inmersión en los acontecimientos de la misma para ser disfrutada a la vez que comprendida, y facilitado todo ello además por el carácter acogedor del extremeño. Es en la fiesta donde convergen las diversas manifestaciones de la cultura transmitidas de generación en generación, un auténtico legado cultural tangible e intangible, en tanto que se transforma en un espacio lúdico y de encuentro, a la vez que sensorial y emocional. Es el vivir y el sentir de un pueblo que acaba integrándose en su identidad cultural. Tradición, saber y sabor popular. Historias increíbles Toda tierra tiene buenas historias y Extremadura no iba a ser menos. Y no importa si no conoces a nadie al principio, ya que siempre hay algún lugareño dispuesto a contarte lo que sucedió en la zona donde te encuentres hace cientos de años. Por ejemplo, destacamos la historia del gitano bandolero que fue desde Las Corchuelas hasta el río Tajo, perseguido por un guardia civil que se quedó petrificado al ver que había cruzado toda la sierra. Mar y montaña Gran diversidad de paisajes y de naturaleza en estado puro. Evidentemente, hablamos de un lugar que no tiene salida al mar, pero puedes encontrar numerosos lagos procedentes de cuencas y embalses, así como encontrar las mejores playas artificiales de España, como la de Orellana, o bien, hacer actividades acuáticas como buceo o piragüismo. Eso sí, recomendamos que te pases por las comarcas de la Siberia y la Serena, ambas en la zona más oriental de Badajoz. En Cáceres, las comarcas de La Vera, el Jerte, el Ambroz, Las Hurdes y Sierra de Gata cuentan con piscinas naturales, lagos, ríos y cascadas. El agua tiene una presencia permanente por estas tierras. Vecinos de Portugal La frontera de Extremadura con Portugal se conoce coloquialmente por La Raya. También se refiere al espacio geográfico próximo a esta frontera, donde localidades extremeñas y portuguesas comparten elementos históricos, culturales y económicos, son las poblaciones rayanas. Por tanto Extremadura y Portugal se unen por La Raya a lo largo de 300 kilómetros de frontera de norte a sur, que van desde Valverde del Fresno, en la provincia de Cáceres (con su paralelo en la ciudad portuguesa de Penamacor) hasta Valencia de Mombuey, en Badajoz, con su referente en Barrancos, el pueblo más español de Portugal. En el territorio del Tajo Internacional, la Raya iría desde Zarza la Mayor, con su población fronteriza de Salvaterra do Extremo, hasta Valencia de Alcántara con su reflejo en Marvao o numerosas freguesías de Portalegre. La Raya antaño separadora, en la actualidad aglutina las dos culturas ibéricas, habiéndose llegado a formar un todo unitario plagado de matices de hermanamiento y huérfano de fronteras. La gastronomía No podíamos dar por finalizado este reportaje sin mostrar los beneficios de vivir en Extremadura a través de la comida y la bebida. Cuna del jamón ibérico de bellota, sus dehesas hacen que el cuidado de los cerdos sea tan preciso que después el sabor del jamón es incomparable. No obstante, no tienes que quedarte solo con eso, sino que hay muchas más alternativas. Aquí se preparan platos exquisitos que te dejarán con el estómago lleno, con productos de calidad como la torta del Casar de Cáceres o el Pimentón de Vera. De hecho, uno de los puntos fuertes de esta comunidad es la gastronomía, pero sin olvidarnos de la bebida. Y si eres amante del vino, aquí tendrás caldos suculentos como el Ribera de Guadiana. ¿Qué más se puede pedir? Con todo, vivir en Extremadura es un placer, te enamorarás en pocos días de una tierra rica en buenas costumbres y buena gente. Extremadura ¡todo lo que imaginas, donde no te lo imaginas!

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